Pocas, pero diametralmente opuestas, han sido mis primeras experiencias como profesora de secundaria sustituta. Tanto me ha impactado la divergencia en el trato recibido que, tras meditar y salir de mi asombro, me he propuesto la creación de un listado de buenas prácticas acerca de cómo cuidar a un profesor sustituto. Estas criaturas que subsistimos como buenamente podemos, no dejamos de ser personas normales, que queremos desempeñar nuestro trabajo dignamente, por pocos días que dure la estancia en cada nuevo centro que nos asignen. Como ser humano estándar, trato de facilitarle la vida a todo el que se encuentra a mi alrededor, sin importarme si estoy legalmente obligada a hacerlo o no. Por eso no logro entender algunos de los comportamientos tan insolidarios de nuestros compañeros de profesión.
Para cuidar a un profesor sustituto ¿qué debo saber?
Lo más básico sería incidir en esa máxima de que no hagas al prójimo lo que no querrías que te hicieran a ti. ¡Fácil! ¿No? Pues esta norma de convivencia de cajón parece brillar por su ausencia en una parte del colectivo que, por suerte, creo que es muy minoritaria. ¿Te gustaría llegar a un nuevo centro en el que puede que no sepas ni a qué cursos deberás dar clase sin que nadie te diera una leve orientación acerca de las peculiaridades del grupo, el tema que les toca abordar e incluso si disponen o no de libro de texto? Porque preguntar directamente al alumnado puede ser de mucha utilidad o un laberinto sin salida, en función de la tipología que nos encontremos. Por supuesto, no todos los profesores titulares de baja estarán disponibles para ofrecer esta información, pero sí debe haber alguien de referencia: el director de departamento, el jefe de estudios… Alguien. O al menos la facilidad para consultar la programación didáctica de curso (ausente en algunos centros que las van elaborando a toro pasado y no para planificar el futuro) y tomar tú la iniciativa.
¿Dejarle todo el trabajo hecho o darle total libertad?
Este punto creo que dependerá de la duración prevista para tu baja. Yo he vivido experiencias de todo tipo: desde sustituciones muy cortas, en las que la titular me ha marcado lo que debía hacer cada día, sin margen para la improvisación, aprovechando el tiempo al máximo y logrando que los alumnos avanzaran materia como si ella nunca hubiera faltado; una simple enunciación de contenidos para saber qué temas abordar pero dejando libertad para el enfoque y las actividades; o una mezcla de sistemas entre actividades programadas para unos días y vía libre cuando la baja se ha ido alargando. Todos los sistemas me parecen adecuados si se dejan claros desde el principio. Lo que trastorna mucho a un profesor sustituto es el cambio en las normas del juego cuando ya se ha pactado algo previamente, o ya se ha comenzado a trabajar con el alumnado de cierta manera.
En cuanto sepas tu fecha de alta…
No hagas de esta información un secreto. De hecho, la normativa en Cataluña indica que el docente debe comunicar su alta al centro educativo con la máxima celeridad, de forma que el equipo directivo avise al sustituto y a los servicios territoriales. Incluso si no has mantenido una comunicación fluida con tu sustituto y no quieres hacerle el inmenso favor de ser el primero en avisarle ¡al menos cumple con las normas! En el peor caso que he vivido en primera persona, la titular ya sabía que tendría el alta 2 semanas antes de hacer la comunicación oficial (porque me lo iban dejando caer indirectamente los compañeros del departamento con los que se comunicaba en privado) pero no informó al centro hasta el mismo día en que ella se incorporaba:eran las 11 de la mañana de un miércoles y yo había seguido manteniendo contacto con los alumnos y corrigiéndoles tareas. Ni mis mensajes acerca de lo mucho que me estaba costando compaginar una sustitución de jornada completa, que se alargó el triple de lo esperado, con mi vida familiar, hijos pequeños y mi papel de opositora le ablandó nada el corazón. En situaciones más dramáticas, en Cataluña el hecho de cerrar un nombramiento un día por la tarde o al siguiente a partir de las 10 de la mañana, puede impedirte participar en un nuevo reparto de sustituciones y fastidiarte hasta el infinito. En ese momento lo vi claro: cuando quien esté de baja sea yo, avisaré de cada cambio a mi sustituto y al centro antes que a mi marido o a mi madre. ¡Palabrita de interina y de persona considerada!
¿Qué pedirías tú en tu próxima sustitución? ¿Qué cosas son las que más te complican o facilitan la vida en cada cambio de centro? ¡Añade todo lo que quieras y facilitémonos la vida entre nosotros!
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