Lengua

Los errores gramaticales más frecuentes en secundaria

Errores gramaticales más frecuentes en secundaria

Los alumnos no son los responsables de todos los males que atañen al uso incorrecto de la lengua, pero sí es cierto que hay una serie de errores gramaticales más frecuentes en alumnos de secundaria que también son extrapolables a otras franjas de la población. En parte, porque si no se ataja el problema lingüístico de raíz, cuando aún están escolarizados y estamos a tiempo de enriquecer sus habilidades lingüísticas, difícilmente saldrán de la ESO o del Bachillerato y lograrán aprender fuera de las aulas lo que no han valorado estando dentro de ellas.

Algunos podrán pensar que los profesores de Lengua Española y Literatura queremos hilar muy fino cuando ponemos el grito en el cielo por este uso inadecuado de nuestro idioma, pero lo cierto es que si no se señalan los errores es complicado que el alumno sepa que está haciendo un mal uso de distintas expresiones, del vocabulario, que atenta contra el uso correcto de artículos o verbos, puntúa mal, no acentúa gráficamente, etc. Los profesores no queremos hacer sangre con los fallos ajenos, pero sí debemos corregirlos cuando se manifiestan porque, de lo contrario, se irán afianzando en su cotidianidad y con el paso del tiempo será imposible que erradiquen estos vicios a través de los cuales se ensañan con el español.

Te dejo a continuación una selección de los errores gramaticales más frecuentes en alumnos de secundaria ¡a ver qué te parecen!

El dequeísmo

Tanto hincapié se hace en clase de lengua en este error que con frecuencia los alumnos incurren en el contrario: el queísmo. Ambos son incorrectos y es que cuesta hacerles entender que el uso de de+que o del “que” a solas no es mejor ni peor simplemente son adecuados en casos diferentes y no se pueden intercambiar cuando nos dé la ventolera. Si se introduce injustificadamente la preposición “de” entre el verbo y la conjunción “que” en una oración subordinada, tenemos al dequeísmo viviendo con nosotros. Ante la duda, podemos convertir la oración en una pregunta: si necesitamos usar la preposición para cuestionar algo, es que ese “de que” es correcto. Miremos este ejemplo en verde para la expresión correcta y en rojo para la incorrecta. Me dijo de que vendría tarde. Me dijo que vendría tarde. La radio informa que la huelga será la próxima semana. La radio informa de que la huelga será la próxima semana.

El yoísmo

Como centro de su propio universo que son, los adolescentes tienden a hacer uso y abuso del pronombre yo en multitud de ocasiones. Sus opiniones son las más relevantes, sus experiencias personales también, sus sentimientos, etc. Todo se magnifica a estas edades y a la hora de opinar ese YO en mayúsculas aparece por todos los recovecos, sustituyendo a expresiones como “a mí”. Por ejemplo: Yo me parece que va a llover. A mí me parece que hará sol. Suele apreciarse sobre todo en la expresión oral, ya que al no ser reflexivos es más difícil evitar esta tendencia cuando ya está muy arraigada.

Del lenguaje coloquial al culto para acabar en el vulgar

Otras veces, y creo firmemente que los medios de comunicación son los responsables de este mal uso generalizado de la lengua que se hace a todas las edades, se dejan llevar por textos y discursos de fuentes aparentemente fiables y respetables que incurren en múltiples incorrecciones. Como ejemplos, podemos citar esas palabras cada vez más populares en la prensa, que tratan de dar un pretendido aire de cultura a textos cotidianos y que, en lugar de invertir sus esfuerzos en divulgar novedades ejercitando un castellano coloquial y correcto, se precipitan por la senda de unos pseudo cultismos, más sonoros, más rimbombantes pero incorrectos. Es el caso de quienes sienten querencia por el inexistente verbo preveer en lugar de prever; adolecer como sinónimo de carecer; cesar para evitar destituir; es por eso que y no por eso porque nos parece demasiado sencillo y directo y tenemos asumido que la cultura empieza por las complicaciones innecesarias. En el mismo saco entra la decisión a tomar para usurpar el puesto de la decisión que hay que tomar, curiosamente, uno de los ejemplos en los que el acortamiento de la expresión es el que transmite esa falsa sensación de dominio absoluto de la lengua.

Por supuesto, este repertorio de errores gramaticales más frecuentes en secundaria no son propiedad exclusiva de nuestros estudiantes, sino que están arraigados con bastante ahínco en la lengua cotidiana de muchos españoles. Es más ¿no has dudado de la corrección o incorrección de algunos de los ejemplos expuestos? Porque al final, de tanto uso, de tanta repetición y tras tanto bombardeo con expresiones erróneas desde múltiples frentes, nos cuesta diferenciar el error de la norma.

En cualquier caso, debemos dejar claro que no se trata de hacer un problema de estos fallos lingüísticos, ni de desmotivar al alumnado que presente estas dificultades a la hora de expresarse, tanto oralmente como por escrito. Lo importante es que la comunicación fluya, que se puedan pulir estos aspectos con el objetivo de lograr adquirir la competencia lingüística de forma plena y con una notable destreza en su uso profesional, académico y personal. No ganamos nada haciendo leña del árbol caído, ni exagerando la importancia de estos errores, puesto que buscamos la máxima motivación de los jóvenes para que ellos mismos sean el motor de su propio aprendizaje, algo que no conseguiremos si no alentamos sus ansias de conocimiento.

Aún me quedan muchos ejemplos similares por exponer, pero para no eternizarnos te los iré mostrando en diferentes sesiones. ¿Cuál crees que es el error gramatical más común entre tus alumnos? ¿Te sientes capacitado para que lo aprendan y corrijan de una forma definitiva?

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