Mis opohijos son el principal motivo para levantarme de mi silla y sentarme cuando intento estudiar, en un bucle sin fin muy desesperante. Con decirte que en un ahora de estudio he llegado a dar 1.000 pasos dentro de la casa por los descalabros que me hace el pequeño, entenderás a lo que me refiero. Al madrugar habitualmente para que mi jornada de estudio finalice antes de que ellos se despierten, yo te recomendaría esta táctica para estudiar sin levantarte de la silla. No es que no me mueva ni un milímetro porque ya lo haya dejado todo preparado la noche anterior, que también: incluyendo la conexión de los cables del ordenador; la libreta a una distancia perfecta; los folios del tema que vaya a repasar ya preparados e incluso la silla a la distancia óptima del escritorio para no tener que moverla. Sino porque mi objetivo a esas horas tempranas de la mañana es asegurarme de que ningún micro ruido me los vaya a despertar antes de tiempo.
Sin embargo, los fines de semana, cuando el opomarido se ocupa de ellos, a pesar de tener más horas disponibles, me siento opositora normal y corriente, porque sufro esas tentaciones de las personas comunes que disponen de muchas horas para estudiar y de mucho tiempo que perder. Me muevo mucho más, me distraigo con los ruidos con mayor facilidad, salgo y entro de la habitación rompiendo la concentración y como me tope con los niños de la puerta de mi rincón de estudio hacia afuera ¡estaré perdida durante muchos más minutos! Así es que hoy te traigo un recopilatorio de pequeñas compras que tengo ya en casa, o en mente, para que puedas estudiar sin levantarte de la silla durante el máximo tiempo posible.
La botella de agua del opositor
Si no tienes hijos, con tener un vaso de agua cerca será suficiente. Pero si tienes criaturas, no te atreverás a dejar ningún recipiente con líquido cerca de tus papeles, libros, dispositivos electrónicos, etc. Créeme, todo lo que jamás hubieras imaginado pueden hacerlo en lo que tú tardas en parpadear una vez para dar crédito a la catástrofe que te han dejado ante tus ojos. De ahí que para no morir de deshidratación, o sofocar el calor ahora que se acerca la subida de temperaturas propia de esta época del año, tener una botella sencilla en tu mesa (o en tu suelo, pero a mano para no tener que caminar por la casa) te salvará de estas pérdidas de tiempo. Sé que se defienden mucho los descansos activos durante las largas jornadas de estudio (yo misma soy capaz de ordenar toda la casa haciendo uso de ellos), pero mejor no interrumpir tu sesión cada vez que una idea o una necesidad te pase por la cabeza. Yo tengo 2 botellas de este modelo que compramos para el colegio de los niños, pero podrá servirte cualquier otro que tenga un tapón de rosca, o al menos cierta seguridad para que en caso de despiste los niños tarden un ratito en poder generar el caos.
El cronómetro físico, on line, en una app…
Prueba lo que mejor te vaya, pero registrar exactamente los minutos y segundos de concentración real, lo que de verdad te cunde la jornada y no lo que dices que has estado haciendo pero que en realidad no has hecho, será un baño de realidad que te animará a estudiar sin levantarte de la silla. Yo utilizo la app para el móvil Forest, que bloquea las aplicaciones y no me deja usarlo hasta que finalice mi sesión de estudio. Sin embargo, si vas a estar sufriendo por este motivo, quizás sería mejor que escondieses el teléfono en otra habitación para no intentar mirar la pantalla a cada instante aunque no veas nada. Antes de Forest usé un cronómetro on line de una web gratuita, pero no me acostumbraba a desconectarlo y conectarlo según iba avanzando. Otras personas prefieren tener un cronómetro de los de toda la vida en la mano y pulsar las teclas para ser conscientes de sus inicios y paradas. Lo que sea con tal de que al final del día las horas provechosas de verdad hayan sido las máximas posibles. También puedes usar el de tu reloj, si tiene, cualquier sistema que no implique quedarte embobado tocando otras opciones del aparato cuando en realidad deberías estar estudiando.
Levantarte para callar al mundo
Otro drama en la vida del opositor. La de veces en las que no puedes cumplir tu promesa de estudiar sin levantarte de la silla porque a cada instante debes salir a enfrentarte con el jaleo exterior. Que puede ser tu madre de charla con la vecina; tus hijos peleando entre sí como si luchasen para que solo quedara uno de ellos con vida; tu vecino que tiene afición a las obras, a la música, a hablar por el móvil como si tuviera un megáfono; el ayuntamiento que decide embellecer el pueblo empezando por tu puerta… Esto nos lleva a abandonar nuestro rincón de estudio para hacer entrar en razón (o gritar, directamente) a nuestros familiares, aporrear las paredes para alertar a los vecinos, o asomarnos a la ventana con odio en dirección hacia el lugar de procedencia del escándalo. Si consigues seguir sentado, puede que la concentración se te escape igualmente, así es que una inversión que sale muy, muy rentable es la adquisición de unos cascos aislantes de ruido. ¿A que jamás pensaste que estudiar pudiera parecerse tanto a manejar un martillo neumático? ¡Sorpresas te da la vida! Así, todo quedará en un murmullo lejano y tú estarás de vuelta a tus temas para aprovechar todos los minutos de tu encierro.
Estudiar sin levantarte de la silla ¡y pedalear!
Este es el antojazo que tengo ahora. Porque si bien hay momentos en los que requiero de la máxima concentración y el mínimo movimiento para avanzar de verdad en la tarea que esté efectuando, me he dado cuenta de que en la memorización de temas, las lecturas de repaso y la evocación del contenido memorizado, invierto muchas horas en las que podría hacer algún ejercicio. Lo ideal para mí sería una bicicleta estática en la que fijar los temas delante de mí y lanzarme a la carrera mientras los releo una y otra vez. Pero no me cabe un trasto tan grande en casa. Por eso, desde que estas navidades descubrí la existencia de estos pedaleadores, que son como la pieza central de una bicicleta pero sin toda la parafernalia del asiento y el manillar, me tienta hacer la compra. No es una inversión tan cara y me permitiría ejercitar al menos las piernas cuando esté sentada en el ordenador o simplemente leyendo.
¿Qué otras compras recomendarías para poder permanecer sentado y concentrado al máximo?
2 Comentarios
Mariángeles
5 agosto 2021 at 11:04jajaja hay que levantarse de la silla por salud
Un paseíto diario no está mal, con audio temas o podcast, o descansos activos con algo de yoga, sentadillas, etc
Profesora de secundaria
16 agosto 2021 at 16:11Sí, a mí la movilidad dentro de casa empieza a quedárseme muy corta, porque estoy engordando una barbaridad.