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Alternativas al examen sobre libros de lectura. ¿Qué prefieren tus alumnos?

examen sobre libros de lectura obligatoria en secundaria

Hoy vengo para compartir contigo un nuevo baño de realidad que me ha otorgado la experiencia dentro del aula. Es muy fácil dejarse llevar por las ideas espectaculares de otros docentes, algo que me pasa con frecuencia en algunas de las redes sociales que utilizo. Me maravillan sus propuestas para el aula y, aunque casi nunca me encajan por cuestiones de tiempo, de dificultad, de presupuesto en materiales, lo habitual es que no me cuadren por el tipo de alumnado con el que me ha tocado trabajar en este tiempo. Por eso, cuando hablamos de la importancia de la programación didáctica y del conocimiento en profundidad de esos estudiantes adolescentes que el sistema educativo ha puesto en tus manos, es imprescindible ser consciente de este entorno en el que vamos a desempeñar nuestra labor como docentes. Porque, de lo contrario, la frustración y la pérdida de un tiempo muy valioso puede afectar de forma dramática a ambas partes. Para contaros una de mis vivencias en concreto, os hablaré de algunas de las ¿fantásticas? propuestas que surgen como alternativas al examen sobre libros de lectura obligatoria trimestrales.

Mi opinión personal sobre examinar al alumnado sobre las lecturas

Hablando pronto, estoy en contra, para ahorrar tiempo. Como lectora voraz y apasionada que soy, aún recuerdo cuando me examinaban en mis tiempos de estudiante y ¿qué pasaba? Que como alumna aplicada perdía el gusto por el argumento de los libros, puesto que me veía forzada a memorizar detalles insignificantes que podrían salir en el examen. Porque hay profesores que examinan sobre los rasgos generales de una narración, sus personajes, la corriente literaria o su autor, y otros que se centran en el color de las flores del jarrón situado sobre la chimenea cuando Manolita visitó a Paquita. Y a mí esto me mata. Además, de forma general, como nuestros adolescentes no es que tengan la lectura entre sus aficiones preferidas, ¿no son estos exámenes una forma más para desmotivarlos? De ahí que en mis primeros meses en las aulas buscase alternativas al examen sobre libros de lectura, con resultados alucinantes.

El booktrailer en un instituto con alumnos comprometidos con la materia

Alumnos de 2º de ESO de un centro público a quienes al inicio del trimestre se les presentó el trabajo que tendrían que hacer sobre su lectura trimestral, La hija de la noche, de Laura Gallego, con temática romántica y sobrenatural muy recomendable para estas edades, por cierto. Conocían la rúbrica de antemano y sabían que de los 5 miembros del grupo todos debían aparecer en pantalla por igual, expresarse con soltura, sin leer, opinar sobre los temas principales, el argumento, los personajes, si lo recomendarían o no, etc. También se valoraba la edición del vídeo (sonido, montaje, variedad de planos, calidad de los textos sobreimpresos). Desde luego, algún que otro grupo elaboró booktrailers muy básicos para salir del paso, pero otros se esmeraron de lo lindo y en general hicieron un trabajo de resultado muy notable. El éxito no fue mérito mío, sino de la profesora titular que fue quien les hizo la propuesta y logró motivarlos.

El bookfilm en un instituto de alta complejidad con alumnos que sabe que no repetirán

La otra cara de la moneda. Una actividad muy similar a la anterior, con alumnos de 3º de ESO, que tuvieron un plazo de mes y medio para elaborar sus bookfilms. Respecto a la propuesta del booktrailer, aquí existía la complejidad de tener que elegir qué escenas principales del libro querían interpretar ellos mismos para hacer una recreación audiovisual del argumento de La dama de alba, de Alejandro Casona. La obra de teatro es breve, fácilmente comprensible y con la interesante presencia de la muerte como otro personaje más. Pues bien, las criaturas dejaron pasar el tiempo sin interesarse en absoluto por este tipo de alternativas al examen sobre libros de lectura, con la excusa de que la profesora titular se había dado de baja, ellos se habían desentendido de la actividad, a pesar de tenerla perfectamente pautada en Classroom, y cuando yo me incorporé como sustituta ¡pidieron hacer un examen tradicional porque un bookfilm les iba a dar mucho más trabajo! Estando en el tercer trimestre y con más de media clase con la asignatura suspensa, tuvimos que recurrir al examen, ¿con qué resultado?

Alternativas al examen sobre libros de lectura ¿con qué propósito?

Sinceramente, tanto el bookfilm como el booktrailer me parecieron muy buenas propuestas porque les permitía vincular obras literarias escogidas con esa pasión que tienen por los contenidos audiovisuales, los entornos digitales y la ficción. Se podía valorar tanto la comprensión lectora del grupo como su capacidad de comunicación oral y su habilidad escrita. Con el primer grupo tuvo éxito, mientras en el segundo el problema iba más allá de que no quisieran aparecer en el vídeo o trabajar en su edición, ¡es que ni siquiera lo habían leído! Esto pudimos comprobarlo porque al hacer un examen supersencillo sobre su contenido, la nota media de la clase fue un inferior a un 1 ¡sí, sobre 10! No reconocían ni los nombres de los personajes principales, ni las tramas más relevantes de una obra de teatro de escasas 80 páginas. Ni la propuesta de dejarles tiempo de clase para organizar los guiones y grabar les convenció para lanzarse a la palestra teatral y salvar el trabajo con dignidad.

Ante situaciones tan dispares me ha quedado claro que esas ideas maravillosas y deslumbrantes que nos cautivan como docentes enamorados de nuestras materias, pueden suponer un estrepitoso fracaso con alumnos que no destacan precisamente por su creatividad, apasionamiento, ni por hábitos de estudio para organizarse una tarea a medio plazo. ¿Tú has sufrido alguna escena así de traumática? ¿El examen tradicional te ha salvado de algún exceso de originalidad didáctica no bien medido?

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