Seguramente ya te habrán dicho que afrontar una oposición no es como estudiar una carrera universitaria, sortear los exámenes del instituto ni se parecerá a ningún tipo de estudio que hayas afrontado antes. Sí, yo también pensaba que exageraban, pero ¡tienen razón! Siempre he sido una estudiante excelente, organizada, que no dejaba nada importante para última hora, constante, metódica y con muy buenas calificaciones. Sin embargo ¿es esto una ventaja para opositar? Pues sí, desde luego, la rutina, la fuerza de voluntad, la sistematicidad, la motivación y la constancia no van a perjudicar a nadie, pero jamás había tenido que memorizar una cantidad tan tremenda de temas teniendo por delante tantos meses antes de soltarlo todo en el examen. Al abordar hoy el asunto de cómo memorizar para las oposiciones, quiero compartir las técnicas que a mí me funcionan para preparar un examen de desarrollo (no tipo test) en el que es imprescindible recordar muchos detalles y mucha información perfectamente organizada, con el objetivo de defender un tema, de los 72 del temario del cuerpo de profesores de secundaria, durante 2 horas de tiempo. No, ya te conté que desde que conocí la probabilidad en el sorteo de los temas de la oposición, no voy a prepararme a la perfección el temario completo (sí lo haré con unos 35-40 temas) pero aún así ¡es mucha información para retener!
Elabora tu propio temario
En esta tareíta invertí el primer año de mi preparación (porque ya sabes que trabajo, tengo hijos, tuve que destinar ese año completo a cursar el Máster en Formación del Profesorado, no es que me pasara 8 horas al día durante los 365 días para elaborar el mejor temario de Lengua castellana y Literatura). Lo que hice fue comparar 3 temarios diferentes, elegir el que más me gustaba y, a partir de él, leer y resumir los temas (siempre son mucho más extensos de lo que realmente puedes escribir en 2 horas de tiempo) para dejarlos en unas 3.500 palabras. Incluí información propia que me parecía interesante, apuntes del marco legislativo, una bibliografía y los dejé listos para memorizar. Todo este trabajo es lo que se suele conocer como la famosa primera vuelta al temario (en función de si vas a usar un método de vueltas o de arrastre) y es la más laboriosa de todas las que darás.
Llega el momento: memorizar para las oposiciones
Una vez que lo tuve listo empecé a memorizar por el tema que más me gustaba, en mi caso el número 46, La Celestina (aunque luego fui estudiando con un criterio mejor, por bloques temáticos) y esto me hizo ver que mi sistema de toda la vida, consistente en leer y releer una página hasta que podía cantarla literalmente, no me iba a llevar a ninguna parte. O sí, pero iba a necesitar un tiempo del que no disponía. Así es como decidí probar suerte con el subrayado de colores, una técnica de estudio que jamás había utilizado. Este sistema me ha servido de dos formas: en primer lugar, me ha permitido aprovechar mi memoria visual y ahora, una vez asimilado un tema, soy capaz de saber si me he saltado un epígrafe, un autor o una información importante, porque en mi mente veo que en ese hueco de la página tenía algo destacado en un color que sé que no he citado. En ese momento llega otro asunto complicado, el de ver si soy capaz de rescatar el dato de mi cerebro o me voy a quedar solo con esa sensación del colorín que está ahí pero del que no recuerdo nada. En segundo lugar, cuando tengo ratitos cortos para repasar, el sistema me sirve para hacer lecturas muy rápidas de cada tema, leyendo solo los títulos y el contenido subrayado. Es como hacerle una radiografía rápida para que lo básico se quede fijado en muy pocos minutos.
Temas en audio y lectura en voz alta
Jamás estaré suficientemente agradecida a quien me sugirió por primera vez que probara estos sistemas porque han marcado la diferencia en mi forma de memorizar para las oposiciones. Los audios tienen la ventaja de que los llevo a todas partes en el móvil (ni siquiera me tuve que grabar a mí misma leyendo el temario, sino que uso una app que me lee mis temas escritos en PDF) y cuando los conectas no tienes la posibilidad de ir leyendo lo que no sabes, o tratar de echar un ojo al apartado que viene a continuación. Esto ha hecho que, mientras los escucho, parezca que estoy tarareando la última canción de moda (de mis años mozos, que ahora ya no sé ni la música que se lleva) y recito el contenido a la vez que mi audio. Además, en mi mente visualizo los apartados que vienen a continuación, lo que me demuestra que efectivamente ¡el contenido está en mi cabeza! Cuando los repasos de los temas los hago en casa, es frecuente que mis hijos estén a perpetuidad como ruido de fondo, por lo que leer el contenido en voz alta me ayuda tanto para aislarme de ellos, como para darle un tono diferente a la información, leerla a la vez que la escucho y ayudar a que se asienten los temas a través de la memoria auditiva. ¡Mi siguiente plan es usar unos cascos de obra para aislarme de mis criaturas!
La prueba de fuego: la evocación
Volviendo al ejemplo de La Celestina, hacía cosa de un mes que lo había acabado de memorizar para las oposiciones, había hecho repasos de lectura y con audios, cuando un día decidí plantarme ante el tema sin nada, como lo estaremos todos el día del examen de la oposición. No tenía 2 horas para tratar de escribirlo, pero sí al menos 40 minutos para tratar de traer todo el contenido a mi cabeza mentalmente. Como en mis años de antigua estudiante, iba tapando los folios de mi tema para ver si era capaz de nombrar los epígrafes por orden y de recordar la máxima cantidad de datos posible. No me fue mal del todo el experimento, pero me di cuenta de que había olvidado algunos detalles (fechas y elementos de listados largos, sobre todo) e incluso me había saltado algún epígrafe completo del tema. ¡Horror! Entré un poquito en pánico, la verdad sea dicha, porque si esto me pasaba cuando llevaba 5 temas en la cabeza ¿qué no me pasaría cuando hubiera pasado año y medio y tuviera que rescatar todo el temario? Además, noté que el esfuerzo de recordar un solo tema me agotó muchísimo: tras esos 40 minutos, tenía la cabeza a punto de estallar, me sentía cansada física y mentalmente ¡y solo había estado un ratito intentando evocar lo que ya estaba memorizado! Desde ese día, me di cuenta de que no puedo dejar de repasar los temas ya aprendidos durante mucho tiempo (por eso mi sistema de estudio es mixto, una mezcla de vueltas y arrastre) e intento que no pasen más de 3 semanas entre un repaso y otro.
Como ves, incluso para una sola persona, los métodos de memorizar para las oposiciones pueden combinar distintas técnicas. Lo que sí debes comprobar es que eres capaz de recordar el máximo de lo aprendido cuando simulas hacer un examen, porque así estarás a tiempo de modificar tu forma de estudiar a fin de no llegar al día clave con todo en la cabeza pero sin ser capaz de recuperarlo. ¿Qué trucos son los que mejor te funcionan a ti? ¿Te has llevado alguna vez algún susto al creer que ya tenías mucho avanzado y no ser capaz de evocar tus temas?
Sin comentarios