Oposiciones

Opositar con hijos en casa… Cosas que te pasan

opositar con hijos

Como comenté el día que intenté presentarme un poco en la página de ¿Quién soy? en mi caso las oposiciones y la maternidad van a ir estrechamente enlazadas (o estranguladas) de principio a fin. Es cierto que cuando tienes hijos descubres que no tenías ni la más remota idea de lo que era no disponer de tiempo para nada más. Miro a mis años mozos, a mi vida de recién licenciada desbordada por los primeros trabajos a media jornada, por tener que compatibilizar estudios de postgrado con cualquier oficio, los primeros años de emancipación, a lo que se unía la gestión de las tareas domésticas con mi pareja… Pequeños avances en la vida con los que te sientes cada vez más realizada, pero también más saturada. Claro que pensaba que vivía agobiada por muchas circunstancias y así hasta el día en el que nació mi primera hija y todas las prioridades se dieron un batacazo.

La maternidad te ayuda a relativizar

Bueno, y el texto de la convocatoria de oposiciones también. He leído por todas partes lo precioso que sería elaborar mi propio temario desde cero, que si el valor de una buena aportación personal, la cita de fuentes novedosas (que no dudo acerca de que se sigan publicando estudios actuales sobre La celestina pero ¿de verdad el tribunal va a estar al día de todo lo último? Que son profesores secuestrados temporalmente para hacer de jueces, tienen más quebraderos de cabeza en sus vidas), unos esquemas divinos que no sé dónde los plasmará la gente (o sea, tú tienes unas horas muy justitas para defender el tema por escrito, no estás para ponerte a desarrollar caligrafía, diseño ni corte y confección sobre el papel), así es que de toda la parafernalia que envuelve a la preparación de unas oposiciones, cuando decides opositar con hijos te vas a lo básico: convocatoria, temario estándar que resumir y que disfrazar un poco a tu estilo, una programación digna, con toques de imaginación, a la que puedes dar rienda suelta en las unidades didácticas, y tener cierta destreza en la resolución de casos prácticos. El resto es prescindible. Sí, quizás no vaya a pasar a la historia por hacer las oposiciones más bonitas visualmente, pero pienso conquistar el mundo a base de contenido de calidad. Ya veremos si lo consigo.

Ser madre opositora te convierte en experta en optimización del tiempo

Esto está íntimamente relacionado con el punto anterior. No es sólo que tenga que priorizar lo que es fundamental sobre lo que no, sino que como madre, trabajadora a tiempo completo, estudiando a la vez para el Máster en Formación del Profesorado de secundaria y para las oposiciones, a mí no me sobra tiempo ni para elegir el color del bolígrafo con el que voy a empezar a escribir. Os hablé hace unos días de la importancia de detectar los robatiempos de un opositor y sacarlos de nuestras vidas. Pues en caso de querer opositar con hijos a cargo, este será el primer punto de tu lista de preparativos.

No, ni tú ni tu oposición sois el centro del universo. Pide ayuda

Este punto es válido para cualquier opositor, pero adquiere una importancia vital cuando decides opositar con hijos. Si no te dedicas a preparar la oposición a tiempo completo, en el mejor de los casos podrás dedicarle un máximo de 4 horas diarias, tirando por lo alto, porque incluso yo, que llevo durmiendo 4 horas a trompicones desde que nació mi hijo pequeño y saco horas de estudio de madrugada, reconozco que invertir más horas no implica estar preparándote mejor. O sea, que en mi situación a duras penas puedo obtener este tiempo y lograr que me rinda de verdad: sin distracciones, sin mamá mi hermano me ha hecho…, mamá tengo hambre. Así es que lograr colocar a los niños fuera de tu alcance, ya sea porque alguien puede hacerse cargo de ellos (abuelos, tíos, el padre ¡quién quiera ayudar es bienvenido!) o escaparte tú de casa a una biblioteca para que no te encuentren durante ese rato ¡es tu única alternativa! Por desgracia, hasta ahora esta no ha sido mi situación precisamente. Con todo el estado de alarma por el coronavirus nos vimos confinados en casa justo cuando mi plan preparatorio despegaba. ¡Qué puntería! Y esos abuelos que estaban deseando llevarse a los niños, y esas horas fructíferas entre semana que yo había visualizado en mi cabeza, desaparecieron antes de empezar a estudiar.

Otras cosas que te pasan cuando decides opositar con hijos

Pues cuando te encierres a estudiar, seguro que más de una vez tu pareja considerará que te estás recreando con tu situación de opositora. Que te enclaustras detrás de esa puerta para huir de los niños, que eludes tus responsabilidades como madre. ¡Ay, lo que hay que escuchar! No se lo tengo en cuenta, porque he parido a esas dos criaturas y sé perfectamente que son muy capaces de desbordar al ser más paciente del mundo a diario. Lo cual no quita que aunque no albergue rencor contra él ¡no me coja un cabreo de campeonato cada vez que hace estas insinuaciones! Son cosas que pasan y es mejor no obsesionarnos con el tema, porque preparar un oposición es un camino largo y opinólogos nos van a sobrar por los cuatro costados. Tener claro tu objetivo y hacer caso omiso a los comentarios que intenten dinamitarlo, va a ser una de las mayores tareas de perseverancia que deberás desarrollar durante esta fase de tu vida.

Y tú ¿qué obstáculos has encontrado dentro de tu propia familia al decidir hacer frente a un proceso de oposiciones?

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