Creo que desde que soy madre, he dejado de ser un ejemplo de organización en cualquier sentido. Sin embargo, cuando cuelgo en Instagram, el resumen de horas que logro arañar cada semana para la preparación de la oposición, este es el tema sobre el que recibo más consultas. ¿Cómo planifico la organización de una semana de estudio como opositora y madre? No me veo capacitada para aconsejar a nadie, ni mucho menos estoy en posesión de verdades universales que se puedan aplicar a todo el género opositor, pero como he creado este espacio para compartir la realidad sin tapujos, me he decidido a hacer un pequeño esquema de mi rutina de estudio, para que veas cómo funciona una semana típica en mi vida. Hoy te cuento solo la primera parte ¡porque no se me ha dado muy bien resumir toda la hondura de la cuestión!
Eres madre pero necesitas una planificación y unos objetivos
Lo sé, yo también pensaba que este apartado no aplicaba a mi caso particular, porque los niños son pequeños expertos en hacer volar por los aires tu cronograma de estudio. También sufría cuando veía en Instagram esos preciosos planificadores/agendas/bullet journals/ opotrackers y demás formatos con los que otros opositores cuadriculaban su vida con tiralíneas. Tardé casi un año en intentar hacer mi primera planificación y establecerme objetivos porque ¿cómo iba una madre a cumplir nada a rajatabla? Por supuesto, mis hijos siguen trastocándome los horarios del día, de la semana, del mes y del año completo, pero hacer una planificación realista y marcarme objetivos alcanzables me ha ayudado a saber qué es lo que tengo que conseguir. Después ya vería cómo me organizaría para hacerlo. Mi principal objetivo para este inicio de 2021 era lograr un mínimo de 15-20 horas semanales de estudio. Si un opositor a jornada completa considera que la oposición equivale a un trabajo de 40 horas semanales, me parecía incluso muy optimista que yo, con trabajo ajeno a la temática de la oposición, dos hijos pequeños y cursando un máster, lograse alcanzar casi la mitad de sus horas. Pero ahí estaba el objetivo y tiempo tendría de ajustarlo a la baja si fuera necesario. Lo cierto es que desde que empezó el año ¡lo he cumplido cada semana! Incluso en aquellas en las que he tenido graves descalabros domésticos, como un hijo confinado sin colegio durante 10 días. Medita un rato, piensa en el tiempo que queda hasta que dé comienzo tu fase de oposición, pon en una balanza el tiempo del que dispones solo para ti y trata de darte una cifra razonable con la que te quieras comprometer, eso sí, al máximo de concentración.
¿Puedes sacar al menos 2 horas al día para la organización de una semana de estudio?
Mi primera respuesta fue ¡no! ¿De dónde iba a sacar 2 horas si antes de meterme en el berenjenal de la oposición ya no lograba llegar al resto de parcelas de mi vida con dignidad? Este fue el primer pensamiento autolimitante que tuve que superar. 2 horas me parecían muy poco tiempo de estudio (si de mí dependiera, dedicaría el día completo a estudiar). Sin embargo, al pensar de dónde iba a sacar esas mismas 2 horas, que un minuto antes me parecían tan escasas, ¡se me venía el planning encima! A ver ¿en qué quedamos? ¿2 horas diarias es mucho o poco tiempo? Decidí asumir que era poco, pero que para mí debía ser suficiente. Si lograba sacar 2 horas al día de calidad, de lunes a viernes, ya tendría 10 horas de estudio acumuladas a la semana. Para conseguir el mínimo de 15 horas dispondría de todo el fin de semana, cuando no trabajo y mi opomarido tampoco, por lo que puede encargarse de los niños en solitario. De los sábados y los domingos sacaría entre 5 y 10 horas más de estudio. ¿Sería capaz? Lo dudaba seriamente, pero contra todo pronóstico ¡lo he sido!
Madrugar, trasnochar… ¿de dónde salen mis 2 horas diarias de estudio?
En mi caso, mi sueño no es nada normal desde hace 4 años. El nacimiento de mi segundo hijo, diagnosticado con autismo, es totalmente irregular. Esto me ha hecho desvelarme muchas, muchas veces a las 2-3 de la mañana y no volver a conciliar el sueño hasta las 6, por ejemplo. Al principio, sufría mucho, porque me pasaba esas 3 horas en la oscuridad, sin moverme ni respirar para que el niño no volviese a despertarse, y me resultaba imposible volverme a dormir. El año pasado, cuando empecé con el Máster en Formación del Profesorado de Secundaria y con la oposición, en estas terribles noches, me daba un margen de hasta una hora para conciliar el sueño y si no lo lograba, aprovechaba el tiempo en la cama. De esta forma, he llegado a subrayar decenas de temas de mi temario de la oposición de madrugada, de costado junto al niño y en un Kindle prácticamente a oscuras, del que luego era una tortura extraer los fragmentos destacados para elaborar mis propios temas. He escuchado audios de los temas en bucle, tanto para memorizarlos como para repasarlos (con suerte, me aburrían y me volvían a dormir sin haberlo pretendido, y en el peor de los casos ¡ya le habría dado otra vuelta a ese tema!). También me hice con una tablet en la que poder leer mis temas subrayados con los mismos colores que mis apuntes impresos, para desarrollar la memoria visual. Es decir, en mis peores meses, esas 2 horas de estudio diarias salían de un hueco nocturno terrorífico entre las 4 y las 6 de la mañana. Por suerte, no es lo habitual este año.
El post me ha quedado mucho más largo de lo que pretendía, así es que lo continuaré la semana que viene porque quiero detallarte cómo es exactamente un día normal en mi vida actual y de dónde saco esas 2 horitas del mucho/poco tiempo de estudio. ¿Cuántas horas de estudio tratas de sacar a la semana opositando con hijos?
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